El Aguila


Universalmente, el águila ha sido símbolo celeste, ave de luz y de iluminación, de la altitud y la profundidad del aire, debido a su capacidad de elevarse por encima de las nubes y acercarse al sol. Su vuelo descendente significa el caer de la luz sobre la tierra, el advenimiento de la energía vital. Y con las alas extendidas, el águila es símbolo de la cruz, que delimita los cuatro rumbos cósmicos y constituye, ella misma, una guía para el mundo.

Entre las cualidades más notables del águila se halla su vuelo sereno y majestuoso. Se desplaza en círculos, planeando y remontándose hasta alcanzar grandes alturas. Su vuelo normal es entre 65 y 90 km por hora, pero puede lograr una velocidad de 200 km por hora en picada, cuando va en pos de una presa, cuando juega y en sus vuelos de cortejo. El águila real es monógama. De su nidada, generalmente sólo sobreviven uno o dos polluelos, debido a la escasez de alimento (pequeños mamíferos, aves y serpientes) y la diferencia de fechas de la eclosión del huevo. El pollo permanece mucho tiempo en el nido, y cuando ya puede volar, los padres le enseñan a cazar, pues carecen del instinto para ello.

Un dato extraordinario es que los padres eligen presas que son abundantes y así nunca eliminar de su territorio a las especies que les permiten sobrevivir, lo cual contribuye al equilibrio natural. El águila representó, principalmente, el carácter guerrero, la fuerza, la agresividad, la valentía, el dominio del espacio. Simbolizó la muerte sagrada que genera la vida del universo, el autosacrificio del hombre para sustentar al mundo con su propio esfuerzo. Entre los múltiples mitos que se entretejen con la historia mexica, están los que relatan la lucha del Sol, Huitzilopochtli, contra sus hermanos, la luna y las estrellas, de la que el Sol resulta triunfador, surgiendo cada mañana como "el águila que asciende", y desapareciendo en el poniente como "el águila que desciende".


En su paso por el inframundo, el Sol se convierte en ocelote. Así, sus dos epifanías animales son el águila y el ocelote, que encarnan los contrarios cósmicos: luz y oscuridad, día y noche, vida y muerte, razón e irracionalidad. Por eso, los guerreros del Sol son señores águila y señores ocelote. Todos los días se repite el combate sagrado, pero ello no es algo estable, sino que puede no ocurrir de no mantener al Sol fuerte y sano alimentándolo con el líquido sagrado, energía vital por excelencia, que es la sangre del hombre, el chalchíhuatl, "líquido precioso", que ofrece al dios en reciprocidad por su propia vida. En este mito convergen múltiples símbolos religiosos universales. En muchos pueblos se cree que el águila posee poder de rejuvenecimiento porque se expone al sol, y cuando su plumaje está ardiente, se sumerge en el agua pura y vuelve a encontrar una nueva juventud.

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